No hay respuestas
Hay momentos en la vida
que no tienen respuesta ni explicación;
sucesos, acontecimientos,
experiencias vividas,
tantas cosas que no sabemos
por qué suceden o por qué las debemos vivir.
Muchas veces nos quedamos estancados
buscando las respuestas y no avanzamos,
porque nos da miedo continuar
en medio de la incertidumbre que nos
produce el no entender y
no aceptar esas cosas
que nos han de pasar.
Amores que llegan y se van sin avisar,
heridas, vacíos, enfermedades,
caídas, pérdidas, caminos que se abren,
puertas que se cierran,
circunstancias que afrontar,
decisiones que tomar.
todo ello invade nuestra mente,
llenándola de preguntas inciertas
que no encuentran respuestas,
nos llenan de angustia,
atentan contra nuestra fe,
se convierten en la piedra en el zapato
que no nos deja seguir.
Muchas de estas preguntas
se convierten en cadenas
que nos han de esclavizar,
nos aferramos a ellas,
y aunque quizás respondamos algunas,
formulamos otras,
porque nos hace falta buscar excusas
que nos torturen y nos hagan dudar,
fabricando temores
que nos arrebatan la paz.
No busquemos respuestas que quizás no llegarán,
hay cosas que suceden
porque así deben ser,
aunque no entendamos el porque y
sintamos que no tenemos
las suficientes fuerzas
de asumirlas y continuar.
No hay más opciones que vivir,
seguir, creer,
no perder la esperanza
de que vendrán tiempos mejores
que compensarán las luchas
que hemos asumido valientemente,
sin renegar por todo,
sin rendirnos, sin renunciar.
Por eso,
más que buscar respuestas,
démoslas nosotros mismos
con nuestro vivir y actuar,
que quien nos encuentre en el camino
descubra en nosotros
que hay un Dios de amor que existe y
que se manifiesta
en lo más sencillo y pequeño,
aún en todo aquello que no entendemos
y que a veces nos hace dudar.
No hay más respuesta
que la fe que nos da fuerzas y
nos llena de paz.
- Autor desconocido
que no tienen respuesta ni explicación;
sucesos, acontecimientos,
experiencias vividas,
tantas cosas que no sabemos
por qué suceden o por qué las debemos vivir.
Muchas veces nos quedamos estancados
buscando las respuestas y no avanzamos,
porque nos da miedo continuar
en medio de la incertidumbre que nos
produce el no entender y
no aceptar esas cosas
que nos han de pasar.
Amores que llegan y se van sin avisar,
heridas, vacíos, enfermedades,
caídas, pérdidas, caminos que se abren,
puertas que se cierran,
circunstancias que afrontar,
decisiones que tomar.
todo ello invade nuestra mente,
llenándola de preguntas inciertas
que no encuentran respuestas,
nos llenan de angustia,
atentan contra nuestra fe,
se convierten en la piedra en el zapato
que no nos deja seguir.
Muchas de estas preguntas
se convierten en cadenas
que nos han de esclavizar,
nos aferramos a ellas,
y aunque quizás respondamos algunas,
formulamos otras,
porque nos hace falta buscar excusas
que nos torturen y nos hagan dudar,
fabricando temores
que nos arrebatan la paz.
No busquemos respuestas que quizás no llegarán,
hay cosas que suceden
porque así deben ser,
aunque no entendamos el porque y
sintamos que no tenemos
las suficientes fuerzas
de asumirlas y continuar.
No hay más opciones que vivir,
seguir, creer,
no perder la esperanza
de que vendrán tiempos mejores
que compensarán las luchas
que hemos asumido valientemente,
sin renegar por todo,
sin rendirnos, sin renunciar.
Por eso,
más que buscar respuestas,
démoslas nosotros mismos
con nuestro vivir y actuar,
que quien nos encuentre en el camino
descubra en nosotros
que hay un Dios de amor que existe y
que se manifiesta
en lo más sencillo y pequeño,
aún en todo aquello que no entendemos
y que a veces nos hace dudar.
No hay más respuesta
que la fe que nos da fuerzas y
nos llena de paz.
- Autor desconocido
Etiquetas: Reflexiones
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