jueves, 14 de enero de 2010
miércoles, 31 de octubre de 2007
Plenitud
Si no has amado desde el corazón y el alma juntos...
Si no has abrazado intensamente, devocionalmente a alguien...
Si no has llamado a un ser que sabes que esta solo...
Si no diste una alegría a un niño, cualquiera sea...
Si no sentiste intensamente la presencia del cielo y el aire...
Si no te diste cuenta de que vivir es magia y depende de uno...
Si no miraste amanecer o atardecer...
Si no nombraste a Dios para alguna cosa, no como reclamo sino como bendición...
Si no has tenido un recuerdo por y para los seres amados...
Si no has pensado en lo maravilloso de ser comprensivo...
Si no has comprendido ni las lagrimas ni las risas de otro...
Si no entendiste -al fin- que lo que pienses del otro, es lo que esta primero dentro tuyo...
NO HA SIDO UN DIA EN PLENITUD
Si no has abrazado intensamente, devocionalmente a alguien...
Si no has llamado a un ser que sabes que esta solo...
Si no diste una alegría a un niño, cualquiera sea...
Si no sentiste intensamente la presencia del cielo y el aire...
Si no te diste cuenta de que vivir es magia y depende de uno...
Si no miraste amanecer o atardecer...
Si no nombraste a Dios para alguna cosa, no como reclamo sino como bendición...
Si no has tenido un recuerdo por y para los seres amados...
Si no has pensado en lo maravilloso de ser comprensivo...
Si no has comprendido ni las lagrimas ni las risas de otro...
Si no entendiste -al fin- que lo que pienses del otro, es lo que esta primero dentro tuyo...
NO HA SIDO UN DIA EN PLENITUD
Etiquetas: Reflexiones
martes, 30 de octubre de 2007
Afina Las Cuerdas De Tu Vida
Esta historia es sobre un hombre que reflejaba en su forma de vestir la
derrota, y en su forma de actuar la mediocridad total.
Ocurrió en París, en una calle céntrica aunque secundaria. Este hombre, sucio, maloliente, tocaba un viejo violín.
Frente a él y sobre el suelo estaba su boina, con la esperanza de que los transeúntes se apiadaran de su condición y le arrojaran algunas monedas para llevar a casa.
El pobre hombre trataba de sacar una melodía, pero era del todo imposible identificarla debido a lo desafinado del instrumento, y a la forma displicente y aburrida con que tocaba ese violín.
Un famoso concertista, que junto con su esposa y unos amigos salía de un teatro cercano, pasó frente al mendigo musical.
Todos arrugaron la cara al oír aquellos sonidos tan discordantes. Y no pudieron menos que reír de buena gana.
La esposa le pidió, al concertista, que tocara algo. El hombre echó una mirada a las pocas monedas en el interior de la boina del mendigo, y decidió hacer algo.
Le solicitó el violín. Y el mendigo musical se lo prestó con cierto recelo.
Lo primero que hizo el concertista fue afinar sus cuerdas.
Y entonces, vigorosamente y con gran maestría arrancó una melodía fascinante del viejo instrumento. Los amigos comenzaron a aplaudir y los transeúntes comenzaron a arremolinarse para ver el improvisado espectáculo.
Al escuchar la música, la gente de la cercana calle principal acudió también y pronto había una pequeña multitud escuchando arrobada el extraño concierto.
La boina se llenó no solamente de monedas, sino de muchos billetes de todas las denominaciones. Mientras el maestro sacaba una melodía tras otra, con tanta alegría.
El mendigo musical estaba aún más feliz de ver lo que ocurría y no cesaba de dar saltos de contento y repetir orgulloso a todos: "¡¡Ese es mi violín!! ¡¡Ese es mi violín!!". Lo cual, por supuesto, era rigurosamente cierto.
La vida nos da a todos "un violín". Son nuestros conocimientos, nuestras
habilidades y nuestras actitudes. Y tenemos libertad absoluta de tocar "ese violín" como nos plazca.
Se nos ha dicho que Dios nos concede libre albedrío, es decir, la facultad de decidir lo que haremos de nuestra vida. Y esto, claro, es tanto un maravilloso derecho, como una formidable responsabilidad.
Algunos, por pereza, ni siquiera afinan ese violín. No perciben que en el mundo actual hay que prepararse, aprender, desarrollar habilidades y mejorar constantemente actitudes si hemos de ejecutar un buen concierto.
Pretenden una boina llena de dinero, y lo que entregan es una discordante melodía que no gusta a nadie.
Esa es la gente que hace su trabajo de la forma: "hay se va...", Que piensa en términos de "me vale...", y que cree que la humanidad tiene la obligación de retribuirle su pésima ejecución, cubriendo sus necesidades.
Es la gente que piensa solamente en sus derechos, pero no siente ninguna obligación de ganárselos.
La verdad, por dura que pueda parecernos, es otra.
Tú y yo, y cualquier otra persona, tenemos que aprender tarde o temprano, que los mejores lugares son para aquellos que no solamente afinan bien ese violín, sino que aprenden con el tiempo también a tocarlo con maestría.
Por eso debemos de estar dispuestos a hacer bien nuestro trabajo diario, sea cual sea. Y aspirar siempre a prepararnos para ser capaces de realizar otras cosas que nos gustarían. La historia está llena de ejemplos de gente que aún con dificultades iniciales llegó a ser un concertista con ese violín que es la vida. Y también, por
desgracia, registra los casos de muchos otros, que teniendo grandes
oportunidades, decidieron con ese violín, ser mendigos musicales.
La verdad es que Dios nos concedió "libre albedrío". Tú puedes hacer algo grande de tu vida, o hacer de ella una porquería. Esa es su decisión personal.
LO NEGATIVO: Negarnos a afinar bien nuestro violín de la vida. Y quejarnos de que la gente no disfrute la melodía que sacamos de él.
LO POSITIVO: Comprender que, nos guste o no, solamente prosperaremos si afinamos bien ese violín, y aprendemos a sacar de él las mejores melodías.
- Autor desconocido
derrota, y en su forma de actuar la mediocridad total.
Ocurrió en París, en una calle céntrica aunque secundaria. Este hombre, sucio, maloliente, tocaba un viejo violín.
Frente a él y sobre el suelo estaba su boina, con la esperanza de que los transeúntes se apiadaran de su condición y le arrojaran algunas monedas para llevar a casa.
El pobre hombre trataba de sacar una melodía, pero era del todo imposible identificarla debido a lo desafinado del instrumento, y a la forma displicente y aburrida con que tocaba ese violín.
Un famoso concertista, que junto con su esposa y unos amigos salía de un teatro cercano, pasó frente al mendigo musical.
Todos arrugaron la cara al oír aquellos sonidos tan discordantes. Y no pudieron menos que reír de buena gana.
La esposa le pidió, al concertista, que tocara algo. El hombre echó una mirada a las pocas monedas en el interior de la boina del mendigo, y decidió hacer algo.
Le solicitó el violín. Y el mendigo musical se lo prestó con cierto recelo.
Lo primero que hizo el concertista fue afinar sus cuerdas.
Y entonces, vigorosamente y con gran maestría arrancó una melodía fascinante del viejo instrumento. Los amigos comenzaron a aplaudir y los transeúntes comenzaron a arremolinarse para ver el improvisado espectáculo.
Al escuchar la música, la gente de la cercana calle principal acudió también y pronto había una pequeña multitud escuchando arrobada el extraño concierto.
La boina se llenó no solamente de monedas, sino de muchos billetes de todas las denominaciones. Mientras el maestro sacaba una melodía tras otra, con tanta alegría.
El mendigo musical estaba aún más feliz de ver lo que ocurría y no cesaba de dar saltos de contento y repetir orgulloso a todos: "¡¡Ese es mi violín!! ¡¡Ese es mi violín!!". Lo cual, por supuesto, era rigurosamente cierto.
La vida nos da a todos "un violín". Son nuestros conocimientos, nuestras
habilidades y nuestras actitudes. Y tenemos libertad absoluta de tocar "ese violín" como nos plazca.
Se nos ha dicho que Dios nos concede libre albedrío, es decir, la facultad de decidir lo que haremos de nuestra vida. Y esto, claro, es tanto un maravilloso derecho, como una formidable responsabilidad.
Algunos, por pereza, ni siquiera afinan ese violín. No perciben que en el mundo actual hay que prepararse, aprender, desarrollar habilidades y mejorar constantemente actitudes si hemos de ejecutar un buen concierto.
Pretenden una boina llena de dinero, y lo que entregan es una discordante melodía que no gusta a nadie.
Esa es la gente que hace su trabajo de la forma: "hay se va...", Que piensa en términos de "me vale...", y que cree que la humanidad tiene la obligación de retribuirle su pésima ejecución, cubriendo sus necesidades.
Es la gente que piensa solamente en sus derechos, pero no siente ninguna obligación de ganárselos.
La verdad, por dura que pueda parecernos, es otra.
Tú y yo, y cualquier otra persona, tenemos que aprender tarde o temprano, que los mejores lugares son para aquellos que no solamente afinan bien ese violín, sino que aprenden con el tiempo también a tocarlo con maestría.
Por eso debemos de estar dispuestos a hacer bien nuestro trabajo diario, sea cual sea. Y aspirar siempre a prepararnos para ser capaces de realizar otras cosas que nos gustarían. La historia está llena de ejemplos de gente que aún con dificultades iniciales llegó a ser un concertista con ese violín que es la vida. Y también, por
desgracia, registra los casos de muchos otros, que teniendo grandes
oportunidades, decidieron con ese violín, ser mendigos musicales.
La verdad es que Dios nos concedió "libre albedrío". Tú puedes hacer algo grande de tu vida, o hacer de ella una porquería. Esa es su decisión personal.
LO NEGATIVO: Negarnos a afinar bien nuestro violín de la vida. Y quejarnos de que la gente no disfrute la melodía que sacamos de él.
LO POSITIVO: Comprender que, nos guste o no, solamente prosperaremos si afinamos bien ese violín, y aprendemos a sacar de él las mejores melodías.
- Autor desconocido
Etiquetas: Superacion
lunes, 29 de octubre de 2007
Dos graves errores
Dos muy graves errores que puede cometer una persona que aspire a realizarse y a lograr algo importante en la vida, y los cuales son las principales razones de fracasos, amarguras, depresiones, relaciones deterioradas y muchas otras calamidades que nos llevan a la tristeza y la desesperanza, son:
1 - El vicio de buscar siempre a quien culpar de todo lo que nos pasa, en lugar de mirar nuestras responsabilidades en el hecho.
2 - La mala costumbre de estar criticando y quejándose de todo, en lugar de buscar el lado positivo de cada experiencia.
Cuando entendamos que nuestras decisiones influyen en las vidas de otros y que de nada sirve buscar un culpable sino buscar la solución habremos aprendido a convertir este en un mundo mejor. Recuerda que señalando culpables, criticando y quejándose ningún problema se soluciona.
- Autor desconocido
1 - El vicio de buscar siempre a quien culpar de todo lo que nos pasa, en lugar de mirar nuestras responsabilidades en el hecho.
2 - La mala costumbre de estar criticando y quejándose de todo, en lugar de buscar el lado positivo de cada experiencia.
Cuando entendamos que nuestras decisiones influyen en las vidas de otros y que de nada sirve buscar un culpable sino buscar la solución habremos aprendido a convertir este en un mundo mejor. Recuerda que señalando culpables, criticando y quejándose ningún problema se soluciona.
- Autor desconocido
Etiquetas: Reflexiones
domingo, 28 de octubre de 2007
Belleza Interna
Las virtudes son la belleza de una persona;
son lo que hacen a una persona especial y distinta;
son el color, la forma y el perfil de su personalidad.
Determinan la forma en que una persona hace las cosas;
la forma en que se mueve, habla y viste.
La persona con virtudes quizás no tenga dinero
pero siempre dará la impresión de riqueza porque
todo lo que le rodea será de calidad.
Las virtudes brillan hacia el exterior y hacia todo:
hacia el cuerpo, el entorno y,en el fondo,
hasta el corazón del planeta;
llenan lo que está vacío, sanan lo que está enfermo
y calman lo que está intranquilo.
- Autor Desconocido
son lo que hacen a una persona especial y distinta;
son el color, la forma y el perfil de su personalidad.
Determinan la forma en que una persona hace las cosas;
la forma en que se mueve, habla y viste.
La persona con virtudes quizás no tenga dinero
pero siempre dará la impresión de riqueza porque
todo lo que le rodea será de calidad.
Las virtudes brillan hacia el exterior y hacia todo:
hacia el cuerpo, el entorno y,en el fondo,
hasta el corazón del planeta;
llenan lo que está vacío, sanan lo que está enfermo
y calman lo que está intranquilo.
- Autor Desconocido
Etiquetas: Reflexiones
sábado, 27 de octubre de 2007
El Dia De La Serenidad
Este día conduciré con calma mis pasos.
Y me relajaré de las presiones
Y de los problemas que perjudican
mi salud mental.
Me enfrentaré a mi destino con serenidad
y arreglaré todo lo que esté a mi alcance solucionarlo,
pero aceptaré con alegre resignación
aquello que no pueda cambiar.
Tomaré mis libros y seleccionaré
aquel que más me gusta
y nunca tuve tiempo de leer
para disfrutar de la inmensa sabiduría
que encierra cada una de sus páginas.
Por primera vez en mi vida
me detendré un segundo
para admirar los bellos amaneceres
que me regala la naturaleza,
y sé que mi corazón saltará de alegría...
Porque después de tanto trajín
al fin le regalaré un día de serenidad.
- Anónimo
Y me relajaré de las presiones
Y de los problemas que perjudican
mi salud mental.
Me enfrentaré a mi destino con serenidad
y arreglaré todo lo que esté a mi alcance solucionarlo,
pero aceptaré con alegre resignación
aquello que no pueda cambiar.
Tomaré mis libros y seleccionaré
aquel que más me gusta
y nunca tuve tiempo de leer
para disfrutar de la inmensa sabiduría
que encierra cada una de sus páginas.
Por primera vez en mi vida
me detendré un segundo
para admirar los bellos amaneceres
que me regala la naturaleza,
y sé que mi corazón saltará de alegría...
Porque después de tanto trajín
al fin le regalaré un día de serenidad.
- Anónimo
Etiquetas: Reflexiones
viernes, 26 de octubre de 2007
Un Solo Momento
Un monje zen había sido sentenciado a muerte. El rey del país lo llamó y le dijo: "Sólo tienes veinticuatro horas; ¿cómo vas a vivirlas?
El monje se rió y contestó: "Momento a momento; tal como siempre he vivido! Para mí nunca ha habido más que este momento, así que ¿qué más da si me quedan veinticuatro horas o veinticuatro años? Eso es irrelevante. Yo siempre he vivido momento a momento, así que un momento es más que suficiente para mí. Veinticuatro es demasiado; un momento es suficiente".
El rey no podía comprenderlo. El monje le dijo: "Señor, déjeme preguntarle algo: ¿puede usted vivir dos momentos simultáneamente?.
Nunca nadie lo ha hecho. La única forma posible es vivir un solo momento, pero si estás absorto en el pasado y seducido por el futuro, no te será posible atraparlo.
El monje se rió y contestó: "Momento a momento; tal como siempre he vivido! Para mí nunca ha habido más que este momento, así que ¿qué más da si me quedan veinticuatro horas o veinticuatro años? Eso es irrelevante. Yo siempre he vivido momento a momento, así que un momento es más que suficiente para mí. Veinticuatro es demasiado; un momento es suficiente".
El rey no podía comprenderlo. El monje le dijo: "Señor, déjeme preguntarle algo: ¿puede usted vivir dos momentos simultáneamente?.
Nunca nadie lo ha hecho. La única forma posible es vivir un solo momento, pero si estás absorto en el pasado y seducido por el futuro, no te será posible atraparlo.
Etiquetas: Reflexiones